Viajar a Marruecos

Marruecos

No hay viajero que pueda resistirse al encanto de Marruecos. En este país a la par exótico y hospitalario convergen influencias árabes, bereberes, africanas y europeas y todas ellas han dejado su fascinante e irresistible huella en los colores, aromas y sabores del país para el deleite de todo viajero. El Reino de Marruecos corona el noroeste del continente africano, sus tierras se bañan en el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, y comparten frontera con Argelia, Mauritania y España.

Marruecos atrae a viajeros de todo el mundo con sus espectaculares paisajes de una diversidad envidiable que abarcan desde playas vírgenes a enormes desiertos, riberas frondosas, ciudades históricas y montañas nevadas. Marruecos cuenta además con una arquitectura privilegiada con sus innumerables ciudades amuralladas, vestigios de la época medieval, mezquitas y fortalezas bereberes.

Marrakech, la ciudad roja, es una ciudad imperial incomparablemente vibrante y exótica. Con el bellísimo Atlas como telón de fondo, el viajero se querrá perder en sus bulliciosos y laberínticos zocos, en los que se puede encontrar (y discutir animadamente sobre el precio de) absolutamente de todo, desde artesanía tradicional o especias hasta alfombras. La plaza de Yamaa el Fna, tan plácida por la mañana, se convierte en un hervidero de voces, sonidos, aromas y sabores a medida que avanza el día y es un lugar inigualable donde observar a los encantadores de serpientes, degustar alguna de las especialidades locales como el tajine o el cous cous o relajarse con un te. Y le irá bien al viajero reponer fuerzas antes de seguir visitando las muchísimas atracciones que ofrece Marrakech: la antigua ciudad amurallada, La Medina, es todo un oasis de callejones rosados en los que perderse, los bellísimos jardines botánicos de Menara y los de Majorelle, la mezquita de la Koutoubia, la madraza Ben Youssef, el Palmeral, las tumbas Saadíes o el Palacio Bahia para nombrar solamente algunas.

Y fuera de Marrakech también es interminable la lista de destinos que merecen una visita. La ciudad imperial de Fez, la más antigua de Marruecos y centro espiritual del país, alberga algunos de los más bellos ejemplos de mezquitas y madrazas de todo el reino. Las playas de Marruecos cubren, casi sin interrupción, kilómetros y kilómetros de costa Atlántica y son el destino perfecto para los amantes del windsurf y otros deportes de agua, así como de los que desean relajarse al sol africano. Para los que buscan un contacto más activo con la naturaleza es indispensable una visita a la cordillera del Atlas, con sus más de 2.400Km de recorrido y picos que, como el Tubqal, superan los 4.000 metros. La lista es verdaderamente infinita: Tánger, la puerta de entrada a Marruecos; Chefchaouen, la bella ciudad azul; las Cascadas de Ouzoud; Ouarzazate, la puerta del desierto del Sáhara; la playas de Essaouria...

Podréis ver ya que un viaje a Marruecos es muchos viajes a la vez. Con una variedad casi infinita de paisajes, experiencias, culturas y ambientes, Marruecos resulta un destino ideal para cualquier tipo de viajero. Dejaros seducir por su encanto.