Viajar a Albania

Ubicado en el sudeste de Europa y bañado por las misteriosas aguas del mar Jónico y el mar Adriático, nos encontramos con uno de los países más desconocidos de Europa, Albania. Descendientes directos los ilirios, un pueblo indoeuropeo que habitaba los Balcanes incluso mucho antes de la Edad de Bronce, sus habitantes se hayan inmersos en la actualidad en un proceso de modernización y avance en sus infraestructuras. La industria, en auge, compite con la eterna agricultura como motor de la economía.

Si hay algo en lo que destaca esta región de Europa es en la enorme cantidad de hoteles por kilómetro cuadrado. Centros de estructuras tradicionales que se reparten por todo el país para captar una fuente de ingresos que sigue en aumento. Su capital, Tirana, es la que concentra las mayores tasas de población reuniendo a casi el 20% de los más de 3 millones de habitantes que tiene el país.

Viajar a Tirana es hacerlo a las inmediaciones de su centro neurálgico, la plaza Skanderbeg, donde se puede encontrar el Museo Nacional de Historia, el Palacio de Cultura, la famosa Torre del Reloj, el monumento al héroe albanés Skanderbeg o la mezquita de Et´hem Bey. Y es que se trata de un país dividido entre musulmanes y ortodoxos y, en su minoría, católicos.

En total 470 kilómetros de costas apenas explotadas que forman junto al parque nacional de Butrint y el santuario de Apolonia, creado en el año 588 a.C, en otros de los puntos turísticos más importantes. Berat, conocida como la ciudad de las 1.000 ventanas, Gjirokaster, declarada patrimonio mundial por la UNESCO o Tepelene, con su fuente de aguas gaseosas -que fue alquilada en su día por el mismo poeta británico Lord Byron- forman parte de este viaje por una región que tiene en la dieta mediterránea, las especias y la creciente producción de bebidas alcohólicas, como el raki, otros de sus puntos fuertes.