Viajar a Alemania

Motor de Europa, clave en los asuntos europeos y cuarta economía mundial. Planear un viaje a Alemania es un valor seguro para cualquier época de vacaciones y en cualquier periodo del año. El corazón de Europa esconde una historia plagada de matices que han dejado tras de si infinidad de rincones que visitar en sus más de 357.000 kilómetros cuadrados de extensión, desde los bellos paisajes de la región de Baviera, hasta la interminable Selva Negra pasando los majestuosos castillos repartidos a orillas del Rin, ejemplo de un pasado repleto de pensadores, dramaturgos e intelectuales.

Berlín es el capital del país y reúne a 3,4 de los más de 80 millones de habitantes que viven en los 16 estados o landers que lo conforman, siendo los situados al sur y al este los más poblados. Viajar a la capital alemana es visitar su majestuosa catedral, la iglesia de St. Nicolai, la puerta de Brandeburgo, el Reichstag, interesantes museos como el Brohan, el judío o el de cine, los restos del muro que separaban en dos al país hasta 1989, su zoo -uno de los más grandes de Europa- o los monumentos de Alexanderplatz, entre otros. Una ciudad que hace del arte urbano y el ambiente cosmopolita sus señas de identidad.

Si viajas a Alemania hay que visitar sus ciudades más famosas. Desde la liberal Colonia con su museo del chocolate y sus 12 iglesias románicas, a parte de su catedral; Hamburgo, la urbe más elegante y verde del país -donde dos terceras partes de ella está ocupada por parques y jardines-; Múnich, reina de la cerveza desde su Marienplatz y sede del Octoberfest, las termas de Erding -las más grandes de Europa- y el Viktualienmarkt, enorme mercado de frutas y verduras y Frankfurt, separada en dos por el río Main, dónde destacan su casco antiguo medieval, su centro financiero, la catedral imperial y la casa donde nació Goethe, uno de los fundadores del romanticismo.

En este país, no todo son salchichas, cervezas y chocolate. También posee una industria importante en el sector del juguete tradicional, los violines, los relojes de cucú o las figuras realizadas con porcelana o vidrio. En Navidad más de 2.500 mercadillos cubren las calles del país ofreciendo el clásico vino caliente para apaciguar las bajas temperaturas. Y entre sus productos típicos, el pan negro, las tartas y los pasteles elaborados con frutas, el codillo de cerdo o la col verde, todo ello acompañado de un buen vino de alguna de sus 16 regiones en una tradición remota de más de 2.000 años.