Burgos
Viajar a Burgos es visitar la segunda ciudad más poblada de Castilla y León con una población que supera en la capital los 170.000 habitantes. De origen medieval, fue capital de Castilla hasta la llegada de los Reyes Católicos y habitada desde tiempos del Neolítico. Capital española de la gastronomía en 2013, vivió una fuerte industrialización en el s. XX y es una de las 20 ciudades españolas con más turismo empujada por el conjunto arquitectónico que la rodea. Su fácil comunicación con capitales importantes del norte y del centro de España ayuda a su prosperidad, está situada en una zona llana de baja montaña y el río Arlanzón es el más importante. Sufre primaveras lluviosas e inviernos extremadamente fríos y es, además, una de las ciudades españolas con más kilómetros de carril bici, hasta 100. La industria alimentaria, la automoción, la química y la producción de monedas son alguno de sus puntales económicos, tiene cinco importantes polígonos industriales y el turismo rural con la práctica de deportes al aire libre llaman cada vez más la atención de un elevado número de turistas.
Visitar la ciudad es contemplar la tranquilidad y belleza de sus parques, alrededor del principal río, como son el de Bella Vista, el Cerro del Grajo, Fuente del Rey, el paseo de las Quintas y el parque de Fuentes Blancas, el parque lineal y el cerro de san Miguel. La cartuja de Miraflores y el monasterio de santa María la Real de las Huelgas son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se encuentra muy cerca del yacimiento de Atapuerca y sobre ella transcurre el famoso camino de Santiago. Alguna de sus edificaciones más importantes son la catedral de santa María la Mayor, la universidad y la sede del rectorado, el instituto castellano y leonés de la lengua, museos como el del retablo, el de las telas medievales, el de la ciudad o el catedralicio, el de la evolución humana o el miliar, la iglesia de san Esteban, el centro de arte contemporáneo, la plaza de toros, la biblioteca municipal, teatros como el principal o el Clunia y el palacio de congresos, una decena de bibliotecas y centros cívicos muy concurridos por los burgaleses, el monasterio de san Agustín, el convento de las Bernardas, su importante judería -que fue la más importante del país-, el humedal de las Fuentes Blancas, paseo del Espolón y el del Espoloncillo, la ribera del río, otros parques como los de la Isla, el Parral o la Quinta, el puente de san Pedro y el de Malatos, la vía aquitana de herencia romana, el resto de las murallas que la rodeaban sobre el siglo XIII y que hoy se conservan como con el arco de san Gil, el de san Martín, el de san Esteban y el paseo de los Cubos, la plaza del mercado, el espacio céntrico de las Llanas, el ayuntamiento del s. XVIII, la plaza del mercado menor, el edifico de correos, plazas tan concurridas e importantes como las de Alonso Martínez, la del rey san Fernando, la de san Juan y la del Cid, su teatro principal y la estación de trenes, el consulado del mar, el hospital del rey, el colegio de san Nicolás del s. XVI, el hospital de la Concepción, casa de Miranda, el palacio de la Isla, el palacio de la Diputación, otros palacios importantes como el de capitanía, el de Castilfalé, el de los Condestables de Castilla y el de Burgos del año 884 y de impresionante belleza, el arco de santa María, el monasterio de san Juan, la ermita de san Amaro, el palacio arzobispal, otros conventos como el de santa Clara y el de santa Dorotea de los siglos XIII y XV respectivamente, infinidad de iglesias célebres como de san Gil Abad, san Nicolás de Bari, santa María la Real o la cartuja de santa María de Miraflores, entre otras, muchas de ellas de estilo gótico. Otras localidades de interés son Frías, el Valle de Mena, Covarrubias, Aranda de Duero, Sasamón, Miranda de Ebro, Lerma, Santo Domingo de Silos o el castillo de las cuevas de Trespademe.
Recorrer las calles de Burgos significa adquirir un recuerdo de esta mágica urbe castellana, por ejemplo artículos en metal como cencerros o doradores, en arcilla como jarrones, cestas de mimbre, prendas de piel y productos de madera. Su gastronomía, a diferencia de la de otras provincias castellanoleonesas, también incorpora el pescado de forma destaca a un elevado número de platas y no solo productos cárnicos procedentes de la caza. Alguno de los platos más populares son la sopa burgalesa con patatas, vaca, huevos y cebolla, lentejas con morcillas, caldereta pinariega, torta de Aranda, queso y embutido, sobre todo morcilla, de Burgos, paletilla de lechazo a la miel, morcilla frita con pimientos, ensalada de angulas, caracoles a la burgalesa u olla podrida, entre otros muchos. Viajar a Burgos es degustar su repostería, dónde destaca el helado de queso, el postre del abuelo con nueces, tarta de queso, perronillas a base de manteca de cerdo o almendras garrapiñadas. Entre sus bebidas más populares, el cava de Aranda del Duero o vinos con D.O.
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