Valencia
Viajar a Valencia es visitar una de las ciudades más antiguas de España y también una de las más importantes. Es la tercera urbe en importancia, tanto a nivel económico como por número de habitantes detrás de Madrid y Barcelona, y aglutina -contando su área metropolitana- a más de 2,5 millones de habitantes. Se fundó como colonia romana el año 138 a.C y está rodeada por el río Turia, desviado actualmente para convertirse hoy en día en una zona de parques y ocio. Su casco antiguo es de los más extensos de España y es una de las grandes capitales del mar Mediterráneo que bañan sus costas. Está situada en pleno Golfo de Valencia y posee el parque de la Albufera, uno de sus máximos atractivos, cercano a la playa y uno de los parajes naturales más grandes del país. El sector servicios ocupa a ocho de cada diez valencianos aunque, gracias a su puerto, ha constituido una industria tremendamente importante. La huerta valenciana sigue siendo un productor importante de verduras y hortalizas reconocidas a nivel mundial. La capital de la Comunidad Valenciana está formada por 20 distritos además de 14 pedanías que bordean la ciudad. La alimentación, la industria textil, el mueble y la cerámica son solo alguno de los sectores económicos entre los que destaca su economía. Las PYMES, las exportaciones y el turismo forman el grueso duro de su riqueza.
Planear un viaje a la capital mundial de la paella, su plato más reconocido, es visitar su carismático barrio del Carmen con una intensa vida social y nocturna, la torre del Miguelete construida entre los siglos XIV y XV, la catedral de Valencia del s.XIII, el palacio del marqués de Dos Aguas, el ayuntamiento, el mercado central, su plaza de toros enclavada en el centro de la ciudad, el multicultural barrio de Ruzafa, la estación de trenes de inmensa belleza y decorada con naranjas, la iglesia de san Agustín y la de santa Catalina, la Ciudad de las artes y las ciencias símbolo de la Valencia moderna, las torres de Quart y de Serrano -vestigios de la ciudad que la rodeaban junto a otras ya desaparecidas-, el parque Gulliver, el jardín botánico, el parque de Benicalap o el jardín de Viveros, el Bioparc o zoo de Valencia, el palacio de la música, calles como la de la Paz o la gran vía germanías de imponentes edificios inspirados alguno de ellos en los de París, el parterre, el jardín de Ayora, la emblemática avenida Blasco Ibañez con las universidades a los lados, el palacio de Batlia, sus casi 20 puentes, el palacio de la Generalitat y el palacio del Temple, el cauce del río Turia, sus playas urbanas dónde destacan las de La Malvarrosa, Pinedo y El Saler, la iglesia de san Juan del hospital, la basílica de la Virgen, el impresionante monasterio de san Miguel de los Reyes, la Lonja, la comercial calle Colón, el circuito de Fórmula 1 tanto el urbano en el puerto como el de Cheste, alguno de sus enormes y numerosos centros comerciales, la bucólica avenida María Cristina, el edificio de Correos y el de la Nau -sede de la antigua Universidad de Valencia fundada en 1499- y alguno de sus 50 museos como el de Bellas Artes, el MUVIM, el IVAM, el de cerámica, el de historia o el paleontológico o alguno de sus teatros como el Olimpia, el Principal o Rialto. Valencia, además, cuenta con un sistema sanitario pionero en España a la cabeza de trasplantes y el tren de alta velocidad, AVE, que le une a Madrid hace que ambas ciudades estén comunicadas en apenas 90 minutos. Y que mejor que planear un viaje a la ciudad en marzo con sus Fallas -monumentos de cartón piedra de enorme tamaño y crítica social que se exponen durante cuatro días y después se queman como símbolo de renovación-, la Valencia Fashion Week o semana de la moda o la semana santa marinera.
A la hora de pensar en viajar a Valencia hay que pensar que es una ciudad con un legado cultural y artístico importante con escritores y músicos de renombre como Vicente Blasco Ibañez o Joaquín Sorolla como emblemas y hacerse con alguna reproducción de sus obras es algo que tener en cuenta. Las cerámicas locales, collares y pulseras artesanales, antigüedades o piezas de colección, pañoletas, mantillas valencianas, los trencadís de cerámica, alfarería y los productos gastronómicos invitan al turista a comprar. En cuanto a su gastronomía, la valenciana es la típica de la dieta mediterránea dónde el uso de verduras y aceite de oliva es imprescindible y la paella es el emblema mundial de la ciudad además la de la receta más tradicional. A parte, también se pueden encontrar con infinidad de platos con el arroz -producto del que es productora la ciudad en enormes cantidades- como protagonista, sobre todo arroces secos. La fideuá valenciana, el all i oli, el arroz al horno en cazuela de barro, arroz con acelgas o con alubias y nabos, el all i pebre hecho con anguilas o las mariscadas típicas de la zona son platos que hay que degustar. A la hora de pobres los dulces, Valencia tiene tradición en las tortas como la de llanda, la sachí, la de pasas y nueces, la María Cristina, el panquemado y, por supuesto, los fartones y la horchata además de buñuelos de calabaza, sobre todo en Fallas. Los vinos de Requena-Utiel, la mistela de moscatel y el agua de Valencia, a base de zumo de naranja, cava y licor son las bebidas preferidas.
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