Viajar a Zamora

Zamora

Viajar a Zamora es hacerlo a una de las localidades españolas más cercanas al país vecino, Portugal con, prácticamente, la misma distancia con el país luso que con la capital de su comunidad, Valladolid. Con una altura sobre el nivel del mar bastante alta -más de 650 metros-, esta ciudad de la comunidad autónoma de Castilla y León es famosa por albergar un importante grupo de edificios románicos así como otro nutrido grupo de edificaciones modernistas y su semana santa es de las más laureadas del país. 66.000 vecinos forman su población y el río Duero transcurre por el sur de la provincia. Fundada en la edad del Bronce, la edad Media fue la de mayor esplendor debido a acontecimientos históricos relevantes como la Batalla de Simancas, entre otros. Su clima es helado y predominan las nieblas durante el invierno. Tiene una flora importante con gran cantidad de especies arbóreas. La emigración ha marcado su evolución demográfica y algunos puntales de su economía son el sector servicios, el turismo e industrias como la manufacturera o la siderúrgica, sin embargo presenta una de las tasas industriales más bajas de todo el país.

Un viaje por esta ciudad del noroeste de España es visitar alguno de sus lugares de interés como, por ejemplo, la catedral del s. XII, iglesias románicas del casco antiguo como las de san Cipriano, santa María la Nueva, san Esteban, san Lucía, san Andrés, Santiago de los Caballeros, san Pedro o san Isidoro, entre otras y todas del medievo. Otras iglesias son la de santo Tomé, san Vicente Mártir, santa María de la Horta, del Santiago del Burgo, san Antolín, la del santo Sepulcro, la del Espíritu Santo y la de san Leonardo o la de san Torcuato. Viajar a Zamora es también tomar instantáneas de otros preciosos monumentos como el convento del Corpus Christi del s. XVI, el convento de san Francisco, el castillo, el palacio de doña Urraca, la casa de Arias Gonzalo, sus murallas, el palacio de los Momos, la alhóndiga del pan, el ayuntamiento viejo del s. XV, el puente de Piedra, el palacio de los conde de Alba de Liste, el antiguo hospital de la Encarnación, el palacio del Cordón del XVI más 63 monumentos modernistas más -como la fábrica de harinas, el mercado de abastos, el del banco herrero, el antiguo casino...-, y 223 santuarios más en toda la provincia y museos como el etnográfico, el de arqueología y bellas artes, antigua universidad laboral, el edificio de las Arcadas, el centro de interpretación de las ciudades medievales, el teatro Ramos Carrión y más de 200 zonas verdes como las Riberas del río Duero, el parque del Consejo de Europa, el parque periurbano de Valorio, parque de la Marina Española, parque del Castillo, parque de León Felipe, parque de Puerta Nueva y parque del Norte.

Entre sus productos más populares destaca la manta zamorana, bordados hechos algunos en primitivos telares, productos de madera, productos de cerámica para la cocina como el cántaro de color rojo fuerte. En su gastronomía, destacan sus quesos y sus vinos ancestrales. Los productos cárnicos -como los procedentes del cerdo para la fabricación de embutidos- y el uso de verduras y hortalizas en infinidad de platos calientes son muy típicos. También tiene una herencia importante de otras cocinas del norte de España que se puede ver en el uso de pescados así como de la cocina portuguesa. Alguno de sus platos más típicos son ajo arriero, bacalao en salazón, chicharros en escabeche, sopas de ajo, potajes, pan arrollao, hogaza, dos y pingada con tocino y magro frito, espárragos a la Guareña, arroz a la zamorana, habones de Sanabria, codorniz, conejo o liebre y postres como magdalenas, borrachos, bollos maimón, empiñonados o rebojos, entre otros.