Viajar a Zaragoza

Zaragoza

Viajar a Zaragoza es visitar la capital de la histórica región de Aragón, situada en un enclave estratégico y de fácil comunicación con la mayoría de las grandes capitales de España como Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao y no muy lejos de la frontera con Francia. Es la quinta ciudad más poblada del país y concentra ella sola el 50% de la población total de su comunidad autónoma. El río Ebro es uno de sus emblemas, así como las fiestas del Pilar, su patrona, que se celebra el 12 de Octubre. Parte de su espacio lo ocupa la reserva natural dirigida de los Sotos y Galachos del Ebro y es una de las diez ciudades con más turismo de España. Está dividida en 15 distritos y su clima va desde unos veranos cálidos a unos inviernos fríos más propios del norte del país. Fue fundada en el s. III  a. C y alguno de los puntos más fuertes de su economía son la industria del motor, la mecánica, maquinaria, química, vidrio, papelera, metalurgia y en menor medida, alimentación, textil y calzado. El sector servicios y su pasado romano le aseguran un turismo de carácter histórico destacable.

Planear un viaje a esta tierra maña es visitar alguno de sus innumerables y valiosos museos como, por ejemplo, el del teatro romano, el fluvial, el de las termas o el del foro u otros como el de Pablo Gargallo, el de historia, el de cerámica, el etnográfico, el de Pablo Serrano, el paleontólogo, el pilarista o el de tapices de la seo con una colección impresionante de tapices del s. XV. Viajar a Zaragoza es, por supuesto, dejarse caer también por sitios como la catedral de san Salvador o la de nuestra señora del Pilar -la de arte gótico más grande de España-, el palacio árabe de la Aljafería, el río Ebro a su paso por la ciudad, la plaza del Pilar, el puente del tercer milenio, el puente de piedra del s. XII, la plaza de Aragón y el monumento a la justicia, las murallas romanas, la estatua de Alfonso I el batallador, la alegoría de la puerta de la paz,  plaza España, iglesia de santa Isabel de Portugal, el conjunto de casa del Deán, el patio de la infanta, el mercado central, el paseo de la independencia, el pabellón puente y todos los emblemas de la ciudad relacionados con el agua, la fuente de Neptuno, el monumento a Goya, las esclusas de Casablanca del s. XVIII, iglesias como la de santa Engrancia o san Juan de los Panetes, la torre y la plaza de la seo, el palacio de don Lope, el espectacular mirador de la torre de san Francisco de Borja, el pasaje de la industria, la casa del infanzón Jerónimo Cosida, la plaza de san Bruno, la cartuja de Aula Dei o la de la Inmaculada Concepción, el torreón de Fortea, antiguas iglesias como las de san Felipe o la de María Magdalena, el real seminario de san Carlos Borromeo, el torreón de la Zuda, la ribera del Ebro, el parque Luis Buñuel, plazas como las de los sitios, la Alfranca o el de José Antonio Labordeta, el espacio comercial de la puerta Cinegia, la antigua capitanía general, la puerta del Carmen, el foro romano, los leones, correos, la casa Tarín, el palacio de Gabarda, la fuente de los incrédulos, casas como las de Molins, Retuerta o Palao, entre otras, de estilo modernista, el casino, el convento del santo sepulcro o la casa palacio de los marqueses de Montemuzo del s. XVI, entre otros muchos.

A parte de artículos religiosos y pequeñas representaciones de sus monumentos como souvenirs, Zaragoza ofrece otros productos típicos que comprar en todo viaje como son los adoquines, caramelos que pueden llegar a pesar hasta medio kilo, también chocolates y dulces muy típicos de la ciudad. Cerámica, bolsos y moda textil son alguno de sus productos más vendidos así como abanicos y pañuelos. En cuanto a su gastronomía destaca el uso del ajo, el salazón, las verduras y los productos lácteos. Destaca la carne de cordero y en los pescados, la sardina y el bacalao. Entre la fruta, el consumo de manzanas y melocotones. El arroz, el trigo, los cardos o las acelgas se repiten en multitud de platos típicos, como también pimientos, tomates, calabacines, cebollas, judías verdes y borrajas Algunos de sus platos más populares son el asado al horno con patatas, el bacalao al ajoarriero, liebre guisada, embutidos de jabalí, la fritada aragonesa, arroz con conejo o caracoles y la ternera guisada con champiñones, entre otros muchos. En la repostería, sobresalen los roscos, los bizcochos baturros, el pan dulce o las migas con chocolate. Y para beber, los vinos de Cariñena con D.O.