Viajar a Luxemburgo

Luxemburgo

Viajar a Luxemburgo es visitar ya no solo el centro de Europa -regentado por una monarquía institucional- si no de uno de los países con algunos de los servicios financieros más sofisticados del mundo. Alberga más de 320 establecimientos financieros en sus apenas 2.500 kilómetros cuadrados de extensión y más de 10.000 holdings y grupos de empresas. Apenas cuenta con 500.000 habitantes y tiene tres idiomas oficiales: el alemán, el francés y el luxemburgués. Acoge la sede de dos instituciones de la UE como son el Tribunal de Justicia y el Tribunal de Cuentas Europeo. La industria química, la del acero y ser sede de importantes empresas, sustentan su economía, la de mayor PIB del mundo. Está dividido en tres distritos, Luxemburgo, Diekirch y Grevenmarcher y estos a su vez en doce cantones. No tiene salida al mar y solo posee una serie de pequeños ríos.

Su capital es la ciudad de Luxemburgo, que cuenta con una serie de barrios antiguos protegidos por la UNESCO dignos de recorrer en todo viaje. La catedral de santa María es el icono de la ciudad y conserva fortificaciones medievales también protegidas. La plaza de Armas es la más importante y el palacio gran Ducal es óbice de todas las visitas turísticas. También posee otros lugares de interés como son el bosque Berdorf, los casemates de Bock, el camino de la Corniche de herencia romana, la catedral de Notre Dame, la famosa plaza Guillaume y la de la Constitución, la gran rue y dos museos, el de historia natural y el de historia militar, a parte del de arte moderno. La catedral de Echternach y su centro histórico, situados en el distrito de Grevenmacher, merecen ser visitados en una visita de Luxemburgo más allá de su ciudad principal. Como también el castillo de Beaufort y la localidad natural de Vianden con su típico bosque centroeuropeo.

Viajar a Luxemburg es hacerse con sus tradicionales objetos de hierro forjado o fabricados con cerámica y porcelana. No obstante, cabe resaltar que es un país altamente costoso a la hora de realizar compras y no es especial tradicional en cuanto a souvenirs. Mientras, su gastronomía es una mezcla de varias culturas del continente, desde la alemana hasta la belga pasando por la italiana o la inglesa. Destacan sus espaguetis a la boloñesa, el tierteg que es una especie de puré de patatas con chucrut, el queso local o kachkéis o el kuddelfleck, hecho del estómago de la vaca con migas de pan y frito en aceite o grasa. Sus caros y tradicionales vinos son la mejor opción a la hora de beber algo típico del país.