Viajar a Portugal

Portugal

Viajar a Portugal es hacerlo a uno de los veinte destinos turísticos preferidos del mundo. Un país que mira al Atlántico y por el que han pasado durante miles de años, decenas de diferentes civilizaciones que han dejado allí su impronta. En la época medieval se convirtió en uno de los imperios más importantes del mundo, ya que su extensión abarcaba hasta los territorios de Brasil, con los que comparte idioma, el portugués. Tras la independencia de esta región y una difícil dictadura, Portugal se recuperó. Su modernización y crecimiento fue rápida y ese consolidaría con la incorporación del país a la UE. Actualmente lo conforman 18 distritos y dos islas, las Azores y Madeira. En total, más de diez millones de habitantes que residen en un país con una fauna y flora similar a la de España y un clima típicamente mediterráneo dónde destacan sus frondosos bosques. Los pilares de su economía son la agricultura, totalmente modernizada con sus viñedos, producciones de tabaco, verduras, frutas -destaca el plátano- y trigo como máximos exponentes, la industria de los minerales, la del corcho, productos eléctricos y maquinarias, el papel y el cartón así como la ropa. Sus vecinos europeos son los que más compran a Portugal, sin embargo su economía actualmente no se encuentra entre las más prosperas de la UE y su poder adquisitivo está en el top ten de los estados con más deficiencias en este sentido.

En todo viaje a Portugal que se precie, es inevitable visitar su capital, la bucólica Lisboa. Reúne a tres millones de los diez que conforman la totalidad del país y es la ciudad más rica. Está divida en 53 parroquias o distritos. Su puerto es vital para las exportaciones que llegan desde América, el sector servicios es la base de su economía además de ser sede de importantes multinacionales. Viajar a la capital es visitar sus innumerables atractivos, como la emblemática Torre de Belem que se erigió como guardiana de la ciudad, montarse en sus bonitos tranvías -todo un símbolo de la ciudad-,subir al barrio alto dónde contemplar toda su inmensidad, el gran puente 25 de abril, el cultural barrio de la Alfama, el monasterio de los Jerónimos, la plaza del Rossío y subir a su elevador, la plaza del comercio, el parque de las naciones -un recuerdo de la Expo del 98-, los elevadores da Bica y da Gloria, el castillo de san Jorge, el monumento a los descubridores, la catedral, el encantador casco antiguo, el peculiar barrio Chiado, el arco de Augusta, la praça de Frigueira, la plaza del Imperio, el mirador de san Pedro, las de ruinas do Carmo, el parque Eduardo VII, la tumba del histórico de Vasco de Gamba, entre otros muchos enclaves.

Viajar a Portugal es también organizar otros viajes a diferentes y atractivas regiones del país. Un ejemplo es Oporto, la segunda ciudad más importante al norte del país con casi dos millones de habitantes. Su centro histórico es declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La plaza de la Libertade es el centro de la urbe y a la avenida de los Aliados, su calle más importante. La zona de la Cordoaria, la torre de los Clérigos, la mundialmente conocida librería Lello -considerada una de las tres bellas del mundo-, casa da música, sus famosos viñedos, el ponte Dom Luiz I sobre el río Duero, el palacio de justicia, el museo de fotografía o el museo nacional Soares Dos Reis, son algunos de los centros históricos del país. La universitaria ciudad de Coimbra, la capital religiosa Braga, Fátima y su archiconocido santuario, el costero Nazaré o la isla de Madeira con sus impresionantes vistas y bosques también son otros puntos del país que merecen ser vistos.

A la hora de hacer una compra, viajar a Portugal es hacerse con productos tan típicos como sus toallas, sus vinos, prendas bordadas, mimbre, cerámica decorada y azulejos. Mientras que a la hora de comer hay que tener presente el uso de las especies como herencia de su pasado colonial pero el pan y el aceite. El caldo verde con col y patatas, las feijoadas de judías, las migas à alentejenas realizadas con carne de cerdo o las cazuelas de mariscos son platos típicos del Portugal. En los postres, confites de naranja, quesadas y los pasteles de Belem, a base data. Para beber, los vinos blancos.