Viajar a PRAGA

Viajar a Praga es visitar una de las más enigmáticas ciudades de todo el continente europeo con un casco antiguo considerado Patrimonio de la Humanidad desde hace más de dos décadas. La capital de la República Checa, está situada a orillas del precioso río Moldava y cuenta con más de 3 millones de habitantes, si contamos con su área metropolitana. Praga, está ocupada desde el Paleolítico, cuando una tribu celta se asentó en sus territorios seis siglos antes de Cristo. Germánicos y eslavos ocuparon sus tierras y su fundación data de la edad media, en el siglo noveno. Los reyes de Bohemia confiaron en Praga como su capital, dotándola de una gran prosperidad y esplendor y bajo el reinado de Carlos IV en el siglo XIV es cuando alcanzó su máximo apogeo. En el siglo XVI entró a formar parte del territorio de los Habsburgo y es aquí cuando es emplazamiento de guerras y tensiones que marcarían su máxima en la Guerra de los 30 años. A partir del siglo XVIII, Praga recuperó la importancia de antaño como lugar idóneo para el comercio y fue en esta época cuando se construyeron gran cantidad de casas y palacios de estilo Barroco. Capital de la antigua Checoslovaquia, tras la I Guerra Mundial, Praga es ahora capital del décimo país más rico de la UE. El sector servicios y el turismo forman parte vital de su economía. La industria textil o las nuevas tecnologías también destacan en ella. Está dividida en 22 distritos y su clima es fundamentalmente continental, sus veranos no son muy cálidos pero sus inviernos tampoco son de los más helados del continente. Se sitúa a menos de 500 kilómetros de los mares Báltico, Del Norte y Adriático

A la hora de viajar a Praga hay que tener en cuenta de que se trata de una ciudad con una excelente arquitectura y muchos y muy variados estilos. Es una urbe rica en monumentos, donde sobresalen los palacios situados en los barrios Staré Město, Malá Strana y Hradčany, el edificio del Arzobispado y la Catedral de San Vito de estilo gótico, construcciones renacentistas como el Palacete de la Estrella, el Palacio de la Familia Schwarzenberg o la Casa del Minuto, el barroco Palacio Clam-Gallas, el Castillo de Praga, la Catedral de San Vito, el Callejón del Oro, la Alquimia, la Torre de la Pólvora, la capilla de la Santa Cruz, la Casa del Preboste del siglo XVII, el antiguo Palacio Real del siglo XII, la basílica de San Jorge, el Templo de San Jorge, la Galería del Castillo, la Torre Dalibor, el Palacio Lobkowicz, la casa Burgrave, la torre Negra, los Jardines del Castillo, el Palacio Salm, el Palacio Schwarzenberg, el Palacio del Arzobispo, el Palacio Sternberg, el Palacio Toscano, el Palacio Černín el Santuario del Loreto, la Iglesia de San Juan Nepomuceno, el Puente Carlos que debe su nombre al monarca que lo mandó construir, el rey Carlos IV, el Monasterio de Strahov, iglesias de la Asunción de la Virgen y de San Roque, las Bibliotecas Filosófica y Teológica, la Iglesia de San Nicolás, la Calle Nerudova, el Palacio Thun-Hohenstein, el Palacio Moržin, el Palacio de Lichtenstein, el Ayuntamiento del Distrito, el Palacio Smirickych, el Palacio Schönborn, el Palacio Lobkowicz, el Palacio Vrtba, la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria (Niño Jesús de Praga), la Iglesia de Nuestra Señora de la Cadena, la Iglesia de San José, el Palacio Wallenstein o la Torre Petřín, el Reloj Astronómico -Orloj- del siglo XV que es el más antiguo de Europa, la Iglesia de Týn, la Sinagoga Vieja-Nueva, los restos del Karolinum, el Klementinum, el Rudolfinum, la Iglesia de San Nicolás, el Cementerio judío, el Convento de Santa Inés, el Ginger y Fred, la Plaza de Wenceslao, el Museo Nacional, la Torre de la Pólvora, la calle Na Prikope, la Casa Municipal, el Teatro Nacional, la Plaza de Carlos, museos como el judío, el de Frank Kafka, el del juguete, el Palacio de la Cultura, la Ópera, el teatro nacional o el de los estados o el Rudolfinum, entre los más característicos.