Viajar a Rumania

Rumanía

Viajar a Rumanía es contemplar uno de los países que más ha cambiado su estilo de vida en la última década. Dejando atrás una convulsa historia de inestabilidad política, económica y social que duraría hasta principio de los años 90 del pasado siglo, el desarrollo de una economía capitalista, de las bases para una nueva democracia y su ingreso en las instituciones políticas, de defensa, monetarias y de derechos humanos, ayudarían al país, el noveno más grande Europa, en consolidar un estado de derecho. Actualmente más de 19 millones de rumanos conforman la totalidad de su población. En su economía es importante la industria, en alza y dónde sectores como el textil, el siderúrgico, el agropecuario o el armamentístico son los de mayor actividad. El turismo es una de sus nuevas y más explotadas fuentes de ingresos y es que el país alberga el mar Negro, el delta del Danubio y un extenso y frondoso sistema montañosos, los Cárpatos ideal para aventureros del deporte al aire libre. Transilvania y la leyenda del conde Drácula es otra de las máximas atracciones que ostenta este país.

En todo viaje que se planee por esta región del centroeste europeo hay que visitar su capital y mayor centro turístico, Bucarest. Tiene dos millones de habitantes, es de las más pobladas del viejo continente y una tasa de desempleo baja. Produce el 21% del total del PIB del país y está divida en seis distritos. Alberga hasta 16 universidades, el sector servicios y la industria marcan la prosperidad de la ciudad y la entrada del país en la UE ha impulsado el desarrollo de sus infraestructuras. Viajar a esta ciudad es visitar emblemas como su bucólico y bohemio barrio viejo lugar de leyendas y mitos alimentados por la literatura, el Parlamento, el parque Cismigiu -de los más importantes-, el Senado, la colina de la Metrópolis, el bonito lago Herastrau, el cultural barrio Lipscani en la zona medieval, la plaza Charles de Gaulle o el arco del triunfo, la gigante plaza Revolutei, el Ateneo, museos como el nacional de arte, el de historia y el Satului, la casa Presei libere, el palacio Sutu, la iglesia Stavropoleos o la Cretulescu -las más conocidas-, el palacio Cantacuzino o el barrio moderno sur Victorei, entre otros lugares de interés. Los monasterios de la ciudad de Bucovina  son otro foco turístico digno de tener en cuenta y dónde el turista se queda impresionado ante la majestuosidad de sus edificios. También la medieval Brasov, practicar esquí en Sinaia, la encantadora y empedrada ciudad de Sibiu, la tradicional y típicamente rumana Transilvania, Crisana y Barat, dónde contemplar la unión de varias civilizaciones a lo largo de la historia del país y la histórica ciudad de Moldavia.

Viajar a Rumanía es traerse consigo algunos elementos típicos de la zona como por ejemplo sus prendas de abrigo de cuero, alfombras y tejidos bordados, objetos decorativos en madera y cristal o huevos pintados. Sin embargo, no se caracteriza especialmente el país por el desarrollo de un mercado potente en el campo de los souvenirs. En cuanto a su gastronomía, la cocina rumana es típicamente balcánica dónde la carne de cerdo y la ciruela son la base de decenas de platos y menús. Las uvas, la col lombarda y el maíz también. La musaca -berenjena y pasta- es muy popular como también lo es el muraturi, un encurtido de verduras, las ensaladas de carne, el pastel de pescado y cualquier comida con carne picada. Las sopas o ciorba son un preparado bastante socorrido, así como el uso de especias. Entre sus postres, el cozonac o postre dulce, crepes o clatites o el pudding de arroz, entre otros. Y entre sus bebidas, Rumanía tiene una gran tradición de vinos y también se consume mucho la tuica, aguardiente de ciruela. El agua mineral con gas es muy popular.