Viajar a Venezuela

Venezuela

Viajar a Venezuela es trasladarse a la parte más septentrional de América Latina y a la quinta economía más importante de esa parte del mundo. Está situado al lado del mar Caribe y en el que viven cerca de 29 millones de personas. Su geografía se complenta con diferentes islas -hasta 311- de menor tamaño y otros territorios de ultramar. Poblada hace ya 30.000 años, los colonos españoles llegaron a ella en 1498 y dejaron tras de si tras tres siglos con un gran legado cultural y religioso, así como el español, el idioma oficial del país hasta la independencia de este en la primera mitad del s. XIX. Está dividido en 23 entidades federales, un Distrito Capital  que es la capital de Caracas y otras dependencias, las mencionadas islas. A nivel administrativo, el país se divide en 9 territorios y a nivel político, ha mantenido conflictos con países como Estados Unidos o Colombia además de periodos llamativos de revueltas internas a consecuencia de los cambios de poder sufridos.

Es un país rico en minerales y energía además de en recursos naturales y biodiversidad. La delta del Orinoco, el lago de Maracaibo y la cordillera de la costa son algunos de sus principales puntos geográficos. Los 43 parques naturales o los considerados monumentos naturales - 22 en total- aglutinan el 21% de su superficie total, habiendo por tanto uno como mínimo en cada estado venezolano. El país está conformado por tres vertientes hidrográficas: la del mar Caribe, la del océano Atlántico y la del lago de Valencia y puede presumir de más de 4.000 km de playas. 2.120 especies terrestres y mil acuáticos, además sufrir abundantes lluvias durante buena parte del año, sobre todo de abril a septiembre mientras que la estación seca se da entre octubre a marzo. Es eminentemente católico y destaca por poseer recursos no renovables como el petróleo, el gas natural, el hierro, el carbón, oro y diamantes. Los puntos más fuertes de su economía son industrias tales como acero, aluminio, fertilizantes, cemento, neumáticos y el turismo. Dispone del salario mínimo más elevado de América Latina.

Viajar a Venezuela es viajar a su capital, Caracas. En ella, cabe la pena visitar lugares tan populares como la casa natal de Simón Bolivar, el centro de arte la estancia, la casa estudio de la historia de Venezuela Lorenzo Mendoza, el paseo los proceres, la hacienda la Trinidad, los jardines Topotepuy, la iglesia ortodoxa rumana, el parque del este o el del calvario, el museo de ciencias, el museo de arte contemporáneo, el jardín de las piedras marinas, la quinta Anauco, el famoso barrio bolívar Petare, el panteón nacional, el teatro Teresa Carreño, la casa amarillo, el concejo, la iglesia de santa María Madgalena, la plaza de los museos, las cuevas del indio, su casco central, la fundación Celarg, la plaza Altamira, el museo sacro, el parque los Chorros, la mezquita, los Caobos, el zoo, el palacio de las academias, la biblioteca nacional, la casa Guzman Blanco, el parque central, el teatro Caribe o el capitolio. Pero Venezuela es algo más que su capital, hay otras localizaciones que merece la pena visitar como por ejemplo el Ávila, la isla Margarita de impresionante belleza, el campamento Ucaima en Canaima y su parque natural, la virgen de la Paz en Trujillo, Carupano, Gran Roque, picos como el Bolivar, la Concha Humboldt y Bonpland, viejas ciudades como santa Cruz, Nueva Cádiz o Maracaibo, Coro o y una intensa vida cultural dónde predomina la preservación de su cultura indígena.

A la hora de comprar productos típicos, se pueden adquirir sus tradicionales máscaras indígenas, alfombras y telares, collares, productos de barro, artesanía de piedra con decoración indígena o artículos religiosos, entre otros. En cuanto a su gastronomía, cabe destacar la unión entre la herencia europea y la tradicional de las islas. Productos típicos son las arepas, verduras y carnes. Alguno de sus platos que hay que probar son la carne mechada, la hallaca, carne a la parrilla muy consumida, conejo en coco, asado negro, pollo en brasa, sancocho -una especie de caldo con verduras- o mondongo, similar a los callos. Entre los postres, piñonate, quesadillas, arroz con coco, quesillo o torta de piña, entre otros. Estos se diferencian más que los platos de la cocina occidental. Y para beber, batidos de frutas, ron, anís y chicha, a base de arroz y leche.