Viajar a India

Viajar a India es trasladarse a uno de los países más extensos de Asia, concretamente al sur de este continente y al segundo más poblado de todo el planeta con, nada más ni nada menos, que con más de mil doscientos millones de habitantes. El océano Índico, el mar Arábigo y el golfo de Bengala le dotan de 7.500 kilómetros de costa. Bombay acapara su población más extensa pero es Nueva Delhi la capital del país. Ha sido una región clave en las rutas comerciales entre Oriente y Occidente, y cuatro son sus religiones más importantes que, además, se originaron aquí: hinduismo, budismo, jainismo y sijismo. Se compone por 28 estados y siete territorios, y está habitada desde la edad de piedra. Sus conflictos internos propiciaron que colonos portugueses, holandeses, franceses y británicos aprovecharan para asentar colonias desde el siglo XVI. Finalmente, fueron estos últimos los que dominaron el país bajo la denominación de Compañía Británica de las Indias Orientales, de las que se independizaron en 1947. La inmensidad de su población, provoca que, pese a las ayudas internacionales y las propuestas del gobierno, las enfermedades y el hambre sigan siendo un problema extendido en el país. Ocupa la mayor parte del subcontinente indio y los ríos más famosos son el Ganges y el Brahmaputra. Tiene cuatro zonas climáticas diferenciadas: tropical húmedo, tropical seco, subtropical húmedo y montano y posee una biodiversidad única en el mundo de flora y fauna. Su cultura ancestral ha sido conservada con el paso del tiempo y su gastronomía ha dado la vuelta al mundo. La agricultura representa aún el 28% (destaca el trigo, arroz, maíz, caña de azúcar y mijo) de su PIB y alguno de los sectores económicos más importantes son el carbón y la industria química. El turismo es una parte también muy importante.

Planear un viaje por este gran país es aterrizar primero en Bombay y visitar los emblemas de la ciudad, como son la mezquita del viernes o Jami Masjid, la terminal Victoria de impresionante belleza, el barrio Colaba, sus playas como Chowpaty o Yuhu, la universidad, isla elefanta, el hotel Taj Mahal, Marine drive, Malabar Hill, parque Kamala Nerhu, la tumba del famoso Hají Alí, el templo Mahalaxmi, museo Príncipe de Gales, Wellington circle... ¡ojo con ir al barrio rojo! Un barrio con la pobreza más absoluta del país, dónde las enfermedades campan a sus anchas. Nueva Delhi, por su parte, ofrece al turista otros enclaves dignos de vislumbrar como son la India gate o puerta de India, el fuerte rojo, Bangra Sahib, Chandni Chowk, Qutub Minar, el memorial a Ghandi, el templo del Loto o el de Akshardham, Lal Qila, la tumba Humayun, el parque Raj Path, el parlamento, el templo de Birla, el parque arqueológico de Mehrauli, la gran mezquita de Jamna Mashid, el tradicional barrio de Nizamuddin o el parque Baluchi, por ejemplo.

La artesanía de la India es muy característica y resultado de una gran tradición. Lo más popular a la hora de hacer algunas compras es adquirir sus telas de seda, objetos de decoración en bronce, joyas, perfumes, inciensos, marionetas o figuras del dios Ganesh. Y a la hora de comer, hay que tener en cuenta que la cocina india emplea una gran cantidad de especias tradicionalmente en todos sus platos y el consumo de legumbres y verduras está muy pero que muy extendido así como el arroz. El garbanzo, la judía o la lenteja sobresalen. Algunos de sus platos más famosos son la chapatis o tortilla india, lassis o yogures de frutas, chana masala que es arroz con garbanzos y especies, la naan con curry, samosas, pescados y mariscos con vegetales, pollo tandoori, gran cantidad de panes exclusivos del país, chaat, kebabs, ensalada de patatas, sopa de guisantes y patatas, pappad -crepe de harina de lenteja-, verduras en salsa masala, dhal de lentejas a modo de puré, gatta -una verdura- cocinada con verduras, paneer -un queso- con espinacas, entre otros muchos. Y de postre, predominan las frituras de harinas de nombres casi impronunciables como el gulab jamun, balusahi, gajak, khurchan, kulfi, bal mithai pastel de leche, peda, falooda o el singori. Viajar a India es probar el chai a base de hierbas o lassi, una bebida energética tanto dulce como salada.