Viajar a Tailandia es hacerlo al sureste de Asia, al territorio anteriormente conocido como Siam. El rey Bhumibol Adulyadej, el 9º de la Dinastía Charki, es su jefe de estado y el que más tiempo lleva en este cargo del mundo. Superada la crisis económica de finales del s. XX, el turismo ha supuesto para el país una auténtica válvula de escape gracias al concepto de cultura milenaria y el exotismo de sus paisajes. Sus ruinas y templos atraen cada vez a un mayor número de visitantes y desde el gobierno se ha fomentado lo que ellos llaman las siete maravillas que son el Thainess, la Tierra de los tesoros e historia, las playas, el entorno natural tailandés, el País de la Sonrisa Saludable, las tendencias tailandesas a su cultura y los festivales internacionales de Tailandia. País caracterizado por temperaturas pronunciadamente altas durante gran parte del año, las cordilleras son parte inevitable de su geografía, Doi Inthanon es el punto más alto. Las zonas pantanosas y las juglas son muy habituales en el país que puede presumir de poseer una diversidad en árboles rica en el mundo. También de animales. El gato siamés es originario de allí y las serpientes venenosas abundan. Está dividida en 76 provincias donde residen más de 65 millones de personas en su medio millón de kilómetros cuadrados. Su capital es Bangkok, a orillas del río Chao Phraya. Se caracteriza por su clima tropical y sus 50 distritos, además de su elevado número de canales. La economía tailandesa se basa en la presencia de un elevado número de empresas y en la fabricación de maquinaria, joyas, productos agrícolas, manufacturas, bebida, cemento, estaño, móviles y el turismo. Es un país con bajo nivel de pobreza comparado con otros estados vecinos debido a la fortaleza de su economía. También es uno de los de mayor polución.
Realizar un tour por su capital es dejarse llevar por el exótico encanto de sus calles y monumentos, emplazamientos únicos como su gran palacio real, el temple of the dawn o el del buda esmeralda, Wat Pho, la bucólica calle de Kao Shan Road, Golden mountain, parque Lumpini, la casa de Jim Thompson, el monumento a la democracia, Chinatown, comer en la concurrida calle Sukhumvit, el recinto de Loha Prasat, el parque Sararom, el templo Samphatawong, la torre Baiyoke, el barrio de Pratunam, el trone hall ananda samakhom, el templo de Wat Yai Chai, el gran buda, el museo naval, el buda de oro, el museo de cera, la residencia del jardín del cisne, el templo de mármol o el de sueño, el parque Benchasiri, templos como el Thao Maha, el complejo religioso de Wat Strakes Rajavaramahavihara, el Golden teak museo, Standing budha, el templo budista Wat Arun, sus puentes de la amistad, Chao Praya, el impresionante pueblo mágico de Sakonnakhon, paseos en elefantes, barcos y tuk tuk, el columpio gigante, el templo de Wat Trai Mit, Bang Pan In o la residencia real Wat Benjamabopit, fabricada en mármol. Otros lugares que visitar en el país son la isla de Phi Phi en Krabi, la majestuosidad de Ayutthaya, Chiang Mai y su templo Doi Suthep, entre otros, Koh Tao y su naturaleza, Kanchanaburi, el parque histórico de Sukhothai, las estatuas gigantes de Nong Khai, Ko Samui y su templo de la huella de Buda, la villa jardín de las rosas de Sam Phran, el mercado flotante de Damnoen Saduak, las nueve islas de Similan o la bahía de Pang Nga, un auténtico paraíso natural, entre muchos otros.
Los souvenirs típicos de Tailandia son sus famosas sombrillas de colores pintadas a mano, sus faldas, joyas de fantasía, bolsos, piedras preciosas, artículos de electrónica, madera decorada y budas. Viajar a Tailandia es parar y disfrutar de su gastronomía que está fundamentada en el consumo de arroz y el uso de especias, así como de sabores dulces y amargos por igual. Alguno de sus platos más consumidos son el pad thai que son fideos con arroz y brotes de soja, entre otros condimentos, asado de pollo al jengibre, nam prik pao que es una salsa de chile tostado, tom yum -salsa picante y ácida-, larp con hígado, cerdo, pato u hortalizas, kaeng Kari Kai - pollo con curry- y el kaeng Kainaw Kai a base de bambú, salapau que son panecillos de levadura rellenos de carne de cerdo, el sukijakithai que es carne y pescado rebozado en huevo, la ensalada de papaya o la sopa de noodles. Muchos de estos platos están acompañados por vegetales como ajos, tomates, apio... y productos del mar, como gambas. Para los postres, crema de mango, arroz con leche, crepes de plátano y helados a la lima así como natilla de tapioca, mango al almibar y piña, muy consumida. En cuanto a las bebidas, sobresalen los zumos de fruta y el café helado. También bebidas espirituales o cervezas, como la Kloster.
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