Viajar a Badajoz

Badajoz

Viajar a Badajoz es visitar una de las ciudades más grandes de toda España. Limita el oeste con Portugal -su casco urbano sólo está a 1 km de tierras portuguesas- y su fundación es una de las más tardías de la Península Ibérica, por los romanos en el s. IX. Es el municipio más poblado de su comunidad autónoma, Extremadura y cuenta con 150.000 habitantes, cifra que aumenta hasta los 180.000 en toda la provincia. Está compuesta por una serie de barrios y pedanías numerosas pero de baja población, tiene un clima bastante contrapuesto con fríos destacados en invierno y veranos tremendamente calurosos. En el terreno económico predomina el sector servicios y los clientes que proceden de Portugal ayudan a su economía. El turismo de interior basado en los monumentos y los recursos paisajísticos también son importantes ya que es una comunidad idónea para la práctica de deportes al aire libre. Su semana santa o sus carnavales son famosos y las fiestas dónde más plazas hoteleras llegan a llenarse. La industria se encuentra básicamente en un solo polígono industrial, El Nevero. Destacan sectores como la construcción, la industria manufacturera y, sobre todo, el comercio. Al igual que Cáceres, cuenta con un elevado número de festivales de cine, teatro y música.

En un viaje por estas tierras es tener claro que se deben visitar emplazamientos famosos como, por ejemplo, el teatro López de Ayala, su plaza de toros El Toreo, museos como el arqueológico, el catedralicio, el del carnaval, el taurino, el de bellas artes o el extremeño e iberoamericano de arte contemporáneo MEIAC. También es importante el Luis Morales, sobre la vida de este pintor renacentista. La Alcabaza, el palacio de los congresos, el cementerio de san Juan, la institución ferial de Badajoz, la Giralda, la plaza alta, puentes como el del Pilar, de Palmas, de la Universidad, el real monasterio de santa Ana, la torre de Espantaperros, el recinto abaluartado de la ciudad, la puerta del Pilar, el parque Castelar o el de la legión, el puente de Palmas, otros parques como el de la viña o el de las palmas, la casa puebla de principios del s. XX, la histórica plaza de Cervantes, la sociedad del casino, casa Buiza, la casa del cordón, la diputación provincial, el instituto central de segunda enseñanza de 1845, la casa donde nació el músico Cristóbal Oubrid, la plaza de España y núcleo de la capital, el palacio municipal del s. XVIII o el monumento a Morales, son otros lugares a tener en cuenta.

Pasear por la ciudad es hacerse con sus tradicionales representaciones en miniaturas de sus emblemas más características, así como artículos de cerámica de la zona. Badajoz más que una ciudad de souvenirs es una ciudad comercial dónde casi los únicos productos típicos tienen que ver con su exquisita comida. El gazpacho manchego, quesos, el turrón, el piñonate o las perrunillas son alguno de sus emblemas. Y es que viajar a Badajoz significa comer platos dónde los productos del cerdo son el elemento clave. La morcilla patatera es un ejemplo. El salmorejo de ternera, la caldereta de cordero, el conejo en adobo, el pisto de peces, las migas o el cojondongo, un rico plato veraniego a base de agua, pan, ajo, aceite, sal y vinagre. Y para beber, los vinos de la región.