Viajar a Málaga

Málaga

Viajar a Málaga es disfrutar de la capital por antonomasia de la Costa del Sol y uno de los epicentros turísticos de España. Es la segunda ciudad más importante de la comunidad autónoma de Andalucía, la sexta en importancia del país y entre la capital y su área metropolitana supera el millón de personas. Su aeropuerto es, tras el de Madrid y el de Barcelona, el más concurrido,  y su puerto se comunica con las grandes capitales del Mediterráneo. Es la sede financiera de su comunidad y supera a la capital, Sevilla, en operaciones económicas. La ciudad se divide en once distritos y está situada a apenas 100 kilómetros del estrecho de Gibraltar,  cuenta con 16 concurridas playas y dos conjuntos arqueológicos como son el del cerro del Villar y el del río Guadalhorce de épocas preneandertales. Sus montes ofrecen una extensa cantidad de  especies animales y su clima es bastante templado durante todo el año. El turismo sostiene su economía y también destacan otros sectores como las nuevas tecnologías, la moda y las PYMES. Es de vital importancia el Polígono Industrial Guadalhorce, el más grande de Andalucía con 2,5 millones de metros cuadrados. La ganadería o la agricultura tienen poco peso.

Planear un viaje a esta capital andaluza es pararse a disfrutar de alguno de sus lugares más emblemáticos como son la catedral de la Encarnación, la Alcazaba del siglo XI, la famosa calle Marqués de Larios, el teatro romano, el puerto, el museo Picasso, el mirador de Gibralfaro, el pasaje de Chinitas, playas como la del Palo o la Malagueta, la plaza de la Merced, el monumento a san Fiacre, fuentes como las de los Amorcillos o la de las tres gracias, la iglesia de san Juan Bautista, el cementerio del inglés, el museo del vino, la casa consistorial, el paseo del parque tan céntrico, los baños del Carmen, el edificio del rectorado, la glorieta del Fiestero, la ermita de la Zamarilla, los jardines de Pedro Luís Alonso, el jardín botánico, el antiguo hospital noble, la iglesia del Sagrado Corazón, palacio episcopal, museo de muñecas, palacio del obispado, el instituto Vicente Espinel, la iglesia Cristo rey, la avenida de Andalucía, la capilla del puerto, plazas como la de la Marina o la del carbón, el casco histórico de la ciudad y la calle Císter como una de las más bonitas, la plaza del Siglo, sus numerosas fuentes y esculturas modernas, la plaza de la Constitución, el mercado de Salamanca, el palacio de Miramar, el palacio de la Tinta, la plaza de toros de La Malagueta, el colegio del Mapa, la Junta de Obras del Puerto y la Tabacalera, el edificio de la Equitativa, las playas de La Misericordia, San Andrés y Huelin o la de Malagueta y La Caleta, el acueducto de San Telmo, el puente de los Alemanes o La Farola, entre otros muchos emplazamientos. Además Málaga posee una gran cantidad de municipios cercanos famosos y eminentemente turísticos dónde elegir.

Ir de compras por Málaga es adquirir productos de moda, calzado y souvenirs típicos. También hay un elevado número de tiendas alternativas con inciensos, aromas, tés o alfombras. Viajar a Málaga es hacerlo a una ciudad eminentemente comercial repleta de todo tipo de marcas y bazares. Su gastronomía es una mezcla de la andaluza, la árabe y la castellana. Destacan los salazones, ensaladas a tutiplén y platos dónde el pescado es el protagonista, sobre todo el atún, el bacalao o las almejas. La carne de caza y las morcillas son muy típicas. Alguno de sus platos más famosos son los espetos de sardina, pavo asado con manzanas, fideos con bacalao, calamares rellenos, lenguado en salsa, solomillo de cerdo, potaje de castañas y judías, fideos a banda o callos, entre otros muchos. En su repostería, sobresalen los roscos, las torrijas y tortas de almendras, churros, magdalenas, membrillo y el flan de castañas. Y para beber,  el vino de Málaga.