Salamanca
Viajar a Salamanca es hacerlo a la ciudad que alberga la universidad más antigua de todo el estado español, inaugurada en 1218 por Alfonso IX de León y una de las pioneras en Europa. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el río Tormes recorre sus tierras y cuenta con un importante patrimonio arquitectónico. Más de 360.000 personas habitan en ella y es la segunda ciudad en importancia de la comunidad autónoma de Castilla y León. Marcó un papel imprescindible en el desarrollo del pensamiento occidental y el mundo de las letras y fue conquistada el s. III a.C por el general cartaginés Anibal. Es el principal enclave turístico de la región y el sector servicios abarca prácticamente toda su economía sin embargo el desempleo es uno de los grandes inconvenientes a los que se enfrenta. Sectores como la educación, la manufacturera o la producción de abonos son algunos de los más importantes.
Un viaje a esta ciudad castellana es visitar su tremendo tesoro arquitectónico como, por ejemplo, el que alberga su docena de museos como son el de historia de la ciudad, el catedralicio, el taurino, el teresiano, el del convento de santa Clara, el de art noveau y art decó, el casa museo Unamuno, el de historia de la automoción, el del convento de san Esteban, el universitario y el de las colecciones de la universidad, el de IERONIMUS o el de Zacarías González. Las localizaciones más famosas son el puente romano con arcos del s. I, el mercado de abastos, teatro Bretón, la cueva de Salamanca, el torreón de los Anaya, palacios varios como el Arias Corvelle, de Castellanos, de Monterrey, de Garci Grande, de Orellana, de Rodríguez de Figueroa, de san Boal, de Salina o el de Solís todos ellos de entre los siglos XV y XVI, la torre del aire o la del Clavero, famosas casas palaciegas como las de las Conchas, de las viejas, de la tierra, de santa Teresa, de las Muertes, de Lis, de doña María la Brava, de don Diego Maldonado o la regidor Ovalle fabricadas entre el s. XV y XX, su plaza mayor de estilo barroco, la plaza del Corrillo, el famoso huerto de Calixto y Melibea, , el campo de san Francisco, monumentos Patrimonio de la Humanidad del barrio viejo como son las iglesias de san Marcos, san Juan de Barbalos, san Cristóbal, el colegio de los irlandeses, el mismo barrio viejo, la iglesia de Sancti Spiritus, el convento de las claras y el de santa Teresa. También son dignos de visitar en cualquier viaje, sus numerosos conventos como el de san Antonio el Real, las Agustinas, de las Dueñas, de las Isabeles, de la Trinidad, de la Anunciación, el monasterio de nuestra señora de Victoria de 1513, la antigua iglesia de las Bernardas, la ermita de la Misericordia, el colegio de Calatrava, la Clerencia y actual sede de la universidad Pontificia del s. XVII, la capilla de la vera cruz, sus catedrales: la vieja y la nueva, del s. XII y de estilo románico y del s. XVI y de estilo gótico respectivamente, iglesias como la de san Benito, san Marcos, san Julián, san Tomás, san Martín, san Pablo o la del Carmen de Abajo y famosos colegios como el de santa Cruz de Cañizares, el de san Pelayo, de san Ambrosio, el Trilingue y que enseñaba hebreo, griego y latín en el s. XVI, el de Santiago el Zebedeo, el palacio de Anaya, el museo de Unamuno y, por supuesto, el conjunto de edificios que conforman la universidad de Salamanca alrededor del Patio de Escuelas. A parte de la ciudad propiamente dicha y que transporta al turista a otra época, también existen otros municipios en la provincia dignos de visitar por la espectacularidad de su paisaje como son Ciudad Rodrigo, Béjar y su jardín histórico, Ledesma, Béjar, Garcibuey, Mogarraz o Miranda del Castañar, entre otros.
A la hora de recorrer las calles salmantinas hay que tener en cuenta su tradición en la producción de muebles, cantería, joyería, bordados y telas así como sus alfareros y ceramistas. Viajar a Salamanca es probar su gastronomía. Ésta está basada en embutidos, jamones, cereales y legumbres. Platos calientes dónde estos ingredientes se mezclan dando lugar a infinidad de ellos como, por ejemplo, garbanzos, lentejas, alubias castellanas, chanfaina con arroz, ave y cordero, patatas meneadas con pimentón, habas con chorizo y jamón, ensalada de limón, naranja, huevo y chorizo, lechazo asado, liebre con arroz, lenguado con almejas, merluza en salsa verde, cocido maragato, sopa de ajo o chuleta de morucha. Los embutidos de Salamanca son muy importantes, como el chorizo, la longaniza o los farinatos elaborados con cebolla, manteca de cerdo, pimentón y pan. Y para postre, nada mejor que probar en este viaje sus famosas almendras garrapiñadas, yemas de santa Teresa, leche frita, arroz con leche, bollo maimón que se trata de un mazapán relleno, queso de almendras, torrijas o mantecadas. Salamanca posee dos zonas vinícolas con D.O.
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