Viajar a Namibia

Namibia

Viajar a Namibia es viajar a uno de los países más de moda entre las capitales del turismo africano. Conocido como África del sudoeste, lo habitan dos millones de personas, una población escasa en comparación con otros países vecinos debido, en gran parte, a su estado natural. Namibia fue poblada por africanos del norte, aunque antes estaba en él la tribu de los San, un pequeño grupo recolector. Colonos portugueses contemplaron la idea de colonizar sus costas pero su vasto terreno hizo que desistieran de la idea. Neerlandeses y británicos llegaron a él en el siglo XVIII, e incluso más tarde los alemanes. Tras la I Guerra Mundial, formó parte de Sudáfrica de la que se independizó en 1990. Actualmente el africano y el inglés son los idiomas predominantes, y en menor medida otras lenguas africanas y el alemán.

Está formado por 13 regiones y los desiertos de Kalahari y Namib ocupa una gran parte de su territorio. El parque nacional de Etosha o las montañas Spitzkoppe y Brandberg son alguno de sus puntos geográficos más destacados dónde predomina la típica sabana africana, de escasas lluvias. Los ovambos es el grupo étnico que controla el país, una característica que se repite en muchos países africanos. Y el turismo, el uranio y la minería son la base económica de este país de una gran belleza natural -produce grandes cantidades de plomo, zinc, estaño, plata, y wolframio-, aunque la agricultura de subsistencia se extiende en gran parte del territorio. El desarrollo de sus infraestructuras y de sus puertos es la esperanza del país para su prosperidad económica.

Su capital es Windhoek con más de 300.000 habitantes. Se sitúa justo en el centro del país y sus manantiales termales fueron importantes para el desarrollo de la misma, que se fundó a finales del s. XIX tan solo. Es también una de las ciudades más occidentalizadas del país ya que casi el 50% de sus habitantes son de raza blanca. En definitiva, viajar a Namibia es trazar de antemano una ruta por alguno de sus puntos más atractivos y hermosos como las zonas costeras de Swakopmund y Walvis Bay, ciudades como Langstrand, Luderitz, Gogabis, las cataratas de Epupa, los bellos parajes naturales de Skeleton, Ruacana, Katima Mulilo o Etosha... además de multitud de deportes al aire libre o interminables safaris.

La artesanía del país presenta signos característicos como, por ejemplo, sus clásicas estatuas de madera, arcos y collares de los nativos,  cestería o juguetes. Y para comer, carnes de caza desde animales desconocidos en Occidente hasta avestruz, ternera o cordero. También langostas, pescados y ostras de su gran costa. Algunos platos, el biltong de buey, mijo, maíz, huevos de avestruz, braai -parecido a la barbacoa- y de postre, ya que la fruta escasea, el nara, parecido al melón. Para beber, aún queda el recuerdo de la cerveza germana.