Viajar a París es visitar una de las ciudades más grandiosas, históricas y monumentales de Europa. No hay rincón en la capital de Francia que no ofrezca una postal digna de la mejor película. Bucólica y elegante, no es de extrañar que sea la ciudad con más turistas cada año – 26 millones para ser exactos- incluso por encima de capitales tan archivisitadas como Londres, Roma o Nueva York. Pasear por sus barrios y ¿por qué no? visitar sus suburbios nos descubren una ville con más matices que ninguna otra. Napoléon la quiso hacer grande y lo consiguió. Actualmente casi 12 millones de habitantes ocupan sus infinitas calles y avenidas convirtiéndola en la tercera capital europea por ratio de población
Multicultural como pocas, el río Sena ha protegido desde hace siglos la ciudad y ha levantado las más románticas leyendas. Un paseo por alguno de sus barcos o por las orillas del río en cualquier época del año es un valor seguro para aquellos que quieran sorprender a su amado o a su amada. El glamour es lo suyo pero el calzado cómodo es necesario para el turista que decide pasar unos días en la capital de Francia. La Torre Eiffel, la Catedral de Notre Dame, el Arco de Triunfo –situado en uno de los centros neurálgicos de la ciudad, la plaza Charles de Gaulle y con especial dedicatoria para las ciudades españolas que fueron conquistadas por el ejército de Napoleón-, la Basílica del Sagrado Corazón, el ex Hospital de Los Inválidos, el Panteón, el Arco de la Defensa, la Ópera Garnier o el barrio de Montmartre, pintoresco como pocos y redescubierto gracias a la película “Amélie” (2001), son solo algunos de los puntos de parada obligatoria que todo turista debe realizar.
Dicen que es la avenida más bonita del mundo (la plus belle avenue du monde), al menos para los franceses. Sea o no cierta esta afirmación lo que si que es cierto es que la Avenida de los Campos Elíseos es de las más espectaculares. Y no solo porque en ella se da un conglomerado de eternas tiendas, de alto y bajo presupuesto, si no también porque en su recorrido, desde la Plaza de la Concordia y por Las Tullerías se puede observar la grandiosidad de la ciudad. Es tal su importancia, que el campeonato de ciclismo más importante del mundo, el Tour de Francia, termina allí. No podía ser menos de otra forma ya que lo cierto es que la Avenida transporta al turista, como si de una secuencia fija se tratara, al Museo del Louvre, el museo más famoso del mundo. El Louvre refleja el papel protagonista de Francia como potencia económica y cultural de Europa, y recoge los mejores frutos de la actividad coleccionista y de mecenazgo promovida por sus clases dirigentes a lo largo de varios siglos. Colecciones reales, antigüedades de la Revolución Francesa y de las guerras napoleónicas, tesoros del impresionismo, el arte rococó o del romanticismo, entre otras muchas joyas, encumbran a este museo como eje principal de todos los que posee París. Otros a destacar son el Museo de Orsay o el Museo Nacional de Historia Natural de Francia, entre una treintena más.
Ciudad fría del norte de Europa posee una primavera y un verano cálido, para muchos la época más bonita para visitar la ciudad. Una ciudad que también es una de las más caras de la Unión Europea. Disfrutar de una simple comida de bebida y plato en cualquier de sus múltiples y románticos cafés puede sobrepasar fácilmente los 40 euros. Para los más ahorradores, con los bonos Paris Visite y por treinta euros se pueden usar todas las veces que se desee la interminable red de metro y autobuses durante cinco días además de obtener descuento para entrar en los monumentos anteriormente citados, algunos de precios considerables. El Mercado de la Pulga, el Barrio Latino, el distrito empresarial de La Defense o las inmediaciones del Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou, próximo al barrio gay Le Marais, ofrecen al turista las mejores opciones low cost para los presupuestos más limitados en cuanto al tema de la restauración
Y es que París es uno de los motores de la economía mundial. En 2008, el PIB de la Región de París (el 28,4% del total del país), fue estimado por el INSEE en 550 mil millones de euros. Esto significa que si se tratara de un país, esta región sería la decimoséptima economía más grande del mundo. Y no es para menos, la zona urbana de París llega a representar el 20% del área urbana de Francia. Según las Naciones Unidas, su PIB es el quinto más grande del mundo después de Tokio, Nueva York, Los Ángeles y Chicago, y el primero de Europa. Incluso suma el total de pequeños países del primer mundo como por ejemplo el de los Países Bajos.
Los servicios financieros, inmobiliarios y soluciones de negocios copan el 45% de dicho Producto Interior Bruto. El turismo y el sector servicios forman casi la otra mitad. El Ayuntamiento emplea cada año más de 7.000 millones de euros de presupuesto, 5.700 millones son gastos corrientes para sus 20 distritos o arrondissements y 1.600 millones para inversiones. Pese a ello también es uno de los más endeudados (26.600 millones de euros) y es por ello que los altos impuestos llegan a generar el 55% de los ingresos (un parisino con un sueldo medio de 1.800 €/mes aporta más de 500€ aprox de su nómina en impuestos).
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