Afganistán
Viajar a Afganistán es viajar al corazón de Asia central, a unas áridas tierras habitadas desde el Paleolítico superior dónde residieron algunas de las primeras civilizaciones. Entre los años 1600 y 1000 a. C, en el país se ubicaron poblaciones de origen indoeuropeo, aunque la historia del actual Afganistán está más estrechamente relacionada con las primeras expediciones de Alejandro Magno -en el país hay varias ciudades con su nombre-. Durante su historia, ha pasado por manos de griegos, turcos sasánidas, mongoles y persas, pero fueron los árabes los que llevaron allí el Islam, la religión predominante hoy en día y es él, uno de los países donde se practica la vertiente más ultraconservadora de esta religión. El establecimiento del actual Afganistán tiene lugar en 1747 y en el siglo XIX, comienza la influencia británica en el país del que se independizaría en 1919. Tras el derrocamiento de la monarquía y diferentes gobiernos internos, serían los talibanes - antiguos anticomunistas- los que se harían con el control del país en los años 90. Desde 2001, tras la intervención estadounidense, el país continúa con un clima hostil e inseguro en muchos de sus territorios.
Dividido en 34 provincias, Afganistán es también uno de los países con más pobreza, corrupción y con más violación de los derechos humanos del mundo, sobre todo para las mujeres y los grupos minoritarios. El 75% de su territorio son montañas, contiene 27 millones de habitantes y la esperanza de vida de sus habitantes es de 47 años, una de las más bajas. La agricultura de subsistencia y la ganadería son la base económica del país, arrinconado en cuanto a relaciones exteriores. Posee reservas de hierro, oro, plata, esmeraldas, cromo, cinc, uranio e hidrocarburos, por ejemplo, pero apenas han sido explotadas y mucho menos ha llegado a la población del país. Gran número de grupos étnicos componen la demografía del país, con una de las tasas de alfabetización más bajas del planeta, aunque las empresas de telecomunicaciones e internet están en continuo auge. Su capital es Kabul, con 3 millones de habitantes y Kandahar, Mazār-e Šarīf y Herāt son otras ciudades importantes. El turismo en Afganistán no está desarrollado, debido a sus pobres condiciones de vida y sus continuos conflictos sociales y militares. Viajar a Afganistan es visitar Herat, prácticamente el único de sus epicentros turísticos: su ciudadela, su mercado, el puente de Pul-e-Malan, el mausoleo de la reina Goharshad o el cementario de Gazar Gah, son capaces de atraer a los turistas más arriesgados. En el interior de la ciudadela, se ha habilitado un museo con 2.500 objetos de entre los siglos III a.C. al XIX.
La artesanía del país se basa en alfombras, tejidos o instrumentos musicales que se pueden adquirir en sus mercados, muy comunes. Y su gastronomía, destacan los platos elaborados a base de cereales como el trigo, el arroz o el maíz. Algunos manjares populares son las croquetas o la tortilla afgana, qabali palau de cordero, aush, bichak, ensalada de berenjena, cebollas rellenas, espinacas salteadas, budín de carne, mast -un tipo de yogurt-, y de postre, arroz con leche, nueces o uvas.
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