Viajar a Turquía

Viajar a Turquía es visitar un país a caballo entre Oriente y Occidente, entre Asia y Europa, una mezcla de culturas donde lo tradicional y lo moderno se mimetizan entre algunos de sus muchos aspectos fundamentales. Y es que Turquía ha sido siempre un punto estratégico que ha dado origen a multitud de batallas y enfrentamiento entre diferentes regiones y potencias. Tras la caída del Imperio Otomano, la modernización del país y su acercamiento a Occidente ha sido más que notable pero sin perder sus señas de identidad más características. Más de 72 millones de habitantes viven en este gran país de casi 800.000 kilómetros cuadrados, eterno candidato a entrar en la UE es actualmente una república parlamentaria y un estado democrático, laico, social y de derecho que se divide en 81 provincias y estas a su vez en distritos y comunas. Está situada, en gran parte, en la península de Anatolia y cuatro mares, el Egeo, el Mediterráneo, el Mármara y el mar Negro bañan sus costas. Su parte oriental puede presumir de importantes montañas y un clima frío, con terremotos y erupciones volcánicas inclusive, y la parte costera con temperaturas más cálidas. Fundador, entre otros, de la OCDE y las Naciones Unidas, tiene a la lira turca como moneda oficial y el turco es su idioma. Su capital, es Ankara pero su ciudad más turística es la mágica Estambul. Los puntos fuertes de su economía son, el turismo gracias a sus diferentes paisajes, arquitectura única, mezquitas y palacios pro doquier, el sector servicios, la banca, la construcción, la electrónica, la automoción, el petróleo y otros sectores como el textil, minería, hierro, acero y maquinaria. Estambul cuenta con más de 13 millones de habitantes y su fundación data de hasta el 667 a. C con su antiguo nombre, Bizancio. El impresionante río Bósforo divide a la ciudad en dos y se ha convertido en parte importante de su atractivo.

Planear un viaje por estas tierras turcas es enamorarse de cada uno de los rincones que su ciudad más famosa, Estambul, ofrece al visitante. Sus lugares de interés más concurridos son  la iglesia de santa Sofía, la mezquita Azul o Sultanahmet Camii, el museo de los mosaicos, la avenida de Istiklal, la mezquita de Fatih, la torre de Gálata, iglesias como la de santa Irene -primera iglesia de Bizancio, de extrema importancia- o la de san Esteban, la mezquita de Arap, la cisterna basílica, palacios como el de Dolmabahçe o Topkapi, las islas del príncipe, museos como el de la inocencia, el de las islas de Estambul o el de Sadberk Hanim, la torre de la Doncella, el hipódromo de Constantinopla, el museo de arte contemporáneo, Rumeli Hisari, Tunel, el puente sobre el río Bósforo, puentes como el de Fatih Sultan Mehmet, la torre de televisión de Çamliça, el estadio olímpico de Ataturk, la torre Endem, su gran bazar o el de las especies, el núcleo de la ciudad o Divanyolu, el parque Gulhane, la fuente de Ahmet III, la piedra del Milion, el palacio Topkapi, la columna de Constantino, Beyoglu, el acueducto de Valente, la torre de Beyazit, el obelisco de Tutmosis III o el de Constantino VII, el baño turco de Cemberlitas, la plaza de Taksim, el distrito de Kadikoy o el de Nisantasi, tan populares o el cuerno de oro, entre otros.

La capital, Ankara -de 4 millones de habitantes-, también ofrece un sinfín de localizaciones dignas de disfrutar a la hora de viajar a Turquía. Algunas de ellas son, el museo Anitkabir, el mausoleo del fundador del país Mustafa Kemal Ataturk, el etnográfico o el de la guerra de la independencia, el templo de Augusto y Roma, el museo de las civilizaciones, su precioso e inigualable casco antiguo, el lago de Tuz Golo, la mezquita de Kocatepe, el zoco, las plazas Kizilay y Ulus, la ciudadela, las ruinas romanas o el yacimiento de Alacahoyuk, entre otras. Turquía también ofrece otros enclaves fuera de estas dos grandes urbes como son, Selçuk y las ruinas de Éfeso o la biblioteca de Celso, Kale, Agva, Kudasasi, Nevsehir, Izmir o Alaka, ciudades con reductos del pasado dignos de admirar.

Los platos decorados al estilo turco, azulejos, jarrones o bisutería típica turca de estilo muy característico son alguno de los souvenirs más famosos del país, a parte de su famoso té negro. Cuadros decorativos, pipas, productos de piel y cuero y las piedras semipreciosas son otros recuerdos famosos. La gastronomía turca echa mano de especias como ninguna otra y ha trasladado esta costumbre a cocinas de países limítrofes. Los asados de carnes y el empleo mediterráneo de verduras y aceites de oliva son muy característicos también. Las sopas de legumbres con productos lácteos, algunas, son muy socorridas, entre ellas, la domates, Tarhana, Paça, Yayla o Bugday asi. Algunos platos típicos son, dolma relleno con arroz o carne, el melón dolma con membrillo, cacik -sopa fría de pepino-, mejillones fritos, doner kebap, los meze o entremeses, el pollo con miel, lufer o pescado frito o el testi kebab -guiso de carne-. En postres, destaca el baklava -hojaldre de pistachos-, lokum de azúcar, tulumba -parecido a los churros-, puddings y mermeladas. Y para beber, café turco, té negro (también de manzana o salvia, son populares), ayran -yogur líquido- y, sobre todo, el raiki (anís).