Viajar a Bélgica

Situado frente al mar del Norte y con más de diez millones de habitantes, Bélgica hospeda el título de capital europea. Alberga en su territorio las instituciones políticas de la Unión Europea más importantes, desde dónde se toman todas las decisiones que repercuten a los países adheridos a la zona euro. Posee tres territorios lingüísticos bien diferenciados: Flandes, dónde se habla flamenco o neerlandés, Valonia, que habla francés y Bruselas, que se decanta más por este último idioma, aunque como capital del país y región más intercultural también nos podemos encontrar por la calle a gente a gente hablando el inglés, sobretodo, o en alemán o español, inclusive.

Este país, económicamente estable, es el más industrializado del mundo y ocupa el segundo lugar de entre las naciones más densamente poblada de la tierra. Sólo dedica un 5% de su fuerza laboral a la agricultura. Su capital, Bruselas, es conocida por su interculturalidad y ha sido y es tierra de artistas que, aún hoy, pintan grandes murales por las paredes de la ciudad, sobre todo relacionados con el mundo del cómic, del que han sido pioneros.

Visitar Bélgica es visitar la Grand Place de Bruselas. Mundialmente conocida por su belleza ornamental, es el centro del país y en agosto acoge una inmensa alfombra de flores de 25 x 75 m con 500.000 plantas de begonia. La ciudad esconde otros lugares a tener en cuenta como son el campanario, la estatua del Manneken-Pis que representa a un niño que está orinando, el Palacio Real dónde vive el rey Beduino, la estructura Atomium, los edificios de la OTAN, el sitio donde se libró la Batalla de Waterloo o sus interesantes museos como son el de Arte modeno, el de Arte Antiguo o el museo Real de Arte e Historia. Y todo eso con las típicas pommes frites en la mano, un cucurucho con patatas fritas con salsa para paliar el hambre durante el recorrido.

Brujas es otra de las ciudades más importantes. Fundada en el S.XII, la pequeña ciudad vive encima de una serie de canales que han alimentado su leyenda de ciudad romántica. Destacable son sus pequeños cafés, la música es importante para ella y celebra importantes festivales durante julio y agosto, los conocidos como Quincenales de música internacional.

La ciudad universitaria y joven de Amberes se caracteriza por ser el centro de la industria de los barcos, los diamantes y la ropa. Importante es visitar su casco antiguo, su barrio chinom el Stadhuis (ayuntamiento) y la Catedral Van Onze-Lieve-Vrow. Y para finalizar la visitar por este tranquilo país, otras paradas obligatorias: Lieja o la ciudad de cristal y Gante o la ciudad de las flores, con el castillo de los condes de Flandes o el muelle de las Hierbas (Graslei), un mágico puerto medieval.

Y nada mejor que dejar el país comprando alguno de sus productos típicos como son las antigüedades, chocolates, encajes, cerámicas, objetos de cobre y los ya mencionados diamantes. Para comer, comida de eminente influencia francesa, dada su proximidad, como por ejemplo el Gentse Waterzooi -una sopa cremosa preparada con pollo o pescado, verduras, nata y patatas-, los mejillones, las croquetas de quisquillas, los gofres, el queso, las famosas cervezas belgas y el tradicional postre mattentaart.