Viajar a Bulgaria

Es uno de los miembros más recientes de la Unión Europea. Limita con Rumania, Serbia, Macedonia, Grecia, Turquía y al sur con el Mar Negro. Está formado por un conjunto de altas montañas entre las que destaca Rila, el pico más alto de los Balcanes. Mientras la zona norte con la llanura del Danubio y la llanura Tracia al sur, son las regiones más fértiles del país. La agricultura ha descendido a mínimos históricos debido a la rápida modernización del país durante la pasada década, siendo ahora el sector servicios, el turismo, la minería y sectores como el hierro, carbón, aparatos electrónicos, combustibles derivados del petróleo refinado, partes de automóviles, armas de fuego y materiales de construcción los elementos más importantes de su economía.

Con más de 7 millones de habitantes, con un 14% de minorías turcas y gitanas, el país es seguidor de la iglesia ortodoxa sin embargo casi un 22% de la población se considera agnóstica, siendo un caso único dentro de estos países del este. Sofía es su capital. Forma un conglomerado de monumentos que beben de los diferentes estilos arquitectónicos que han fluido por Europa: neobarroco, neo-rococó, neorrenacimiento y neoclasicismo. Pese a sus grandes dimensiones, los lugares de interés están concentrados en el centro de la ciudad: la plaza Sveta Nedelya, que actúa como centro neurálgico y la iglesia subterránea Sveta Petka Samardjilska, construida de este modo ya que durante la ocupación otomana no se permitían que las iglesias vieran la luz.

Pasear por el Bulevar María Luisa es imprescindible para poder contemplar el ambiente de auténtica ciudad búlgara. La mezquita Banya Bashi y los jardines Mineral Bath son otros puntos de interés, como también lo son el mercado Hali -con sus famosos helados de forma triangular-, la Sinagoga Sofía, la calle Stefan Stambolov repleto de ventas de flores, el Palacio Real, la presidencia, la iglesia de San Jorge o la de Aleksander Nevski o dos interesantes museos, el de Historia Natural y el militar de la ciudad. Mientras viajamos por las calles de Sofía, podemos encontrarnos con multitud de puestos que venden antigüedades, artículos filatélicos, o ropa militar rusa, búlgara y turca. Los productos más característicos son los artículos de cuero, tapices búlgaros, productos tallados en madera o cerámica, muñecas de trapo o perfumes con esencia de rosas.

El teatro romano de la ciudad de Plovdiv del s.II d.c, el majetuoso monasterio de la ciudad de Rila y las iglesias rupestres de Ivanovo, que se encuentran cerca del pueblo del mismo nombre, a 15 km al sur de la ciudad de Rousse, fronteriza con Rumanía, son otros de los puntos clave en cualquier visita a Bulgaria.

Las sopas calientes y las abundantes ensaladas forman parte esencial de la gastronomía búlgara, como también lo son las verduras y las especias. Una cocina de influencia turca y griega, donde bebidas alcohólicas como la rakia, los vinos o la menta son usadas diariamente. Destaca un plato especialmente, el tarator, una sopa fría con yogures, pepinos y ajos, así como el banitsa, un bollo tradicional formado por diferentes capas de huevos, pasta y sirene, un queso típico, de textura dura y de sabor salado.