Viajar a Mónaco

Mónaco

Viajar a Mónaco y es hacerlo a uno de los epicentros más glamurosos de Europa. Un país que alardea de contar con más de cien nacionalidades distintas entre sus habitantes, atraídos en parte por sus bajos impuestos. Esta pequeña ciudad-estado de apenas dos kilómetros cuadrados y 31.000 vecinos, es el punto más luminoso de la costa azul. Su proximidad con la Riviera francesa le ayuda cara al turismo, como también lo hace su agradable clima y los miles de cruceros que llegan a su diminuta costa año tras año. Como curiosidad, cabe destacar que aunque no pertenece a la UE, tiene al euro como moneda principal.

La familia Real ha sido y es su carta de presentación desde hace siglos y su Casino es imagen de la elegancia y la opulencia de este estado que parece haber salido de una novela sobre sofisticación y poder. Viajar a Mónaco es visitar la roca, su punto más alto dónde observar el palacio de los príncipes, la catedral de san Nicolás que alberga las tumbas de la familia real y la majestuosa plaza central. El palacio de Grimaldi data del 1200 y es uno de los mejor conservados del continente.

Está dividido en tres municipalidades, el propio Mónaco, la parte noroeste llamada La Condomine con zona portuaria y Montecarlo, la principal parte residencial y sede del famoso Casino que incluye a su vez el Gran teatro, una ópera y una casa de ballet. Data de la segunda mitad del s.XIX y cerca de él se pueden encontrar los jardines de saint Martin y el jardín exótico. La sucesión de edificios altos y coches de alta gama se repiten no solo en la parte de Montecarlo si no en todo el país.

Viajar a Mónaco es observar el glamour de sus habitantes sobre el famoso puerto de Hércules, su museo oceanográfico y su encantador caso antiguo. Es inevitable comprar, para aquellos que puedan hacerlo, alguno de sus característicos perfumes o su alta joyería y alta costura. El centro comercial de Fontvieille tiene un sinfín de tiendas, dónde también destacan los productos de cuero.

Su gastronomía es eminentemente francesa. En todo viaje  a Mónaco hay que probar sus mariscos y pescados así como los platos a base de arroz y verduras frescas. El más tradicional es el Stocafi, un bacalao deshidratado con salsa de tomate y especias. También son típicos sus espaguetis con su salsa de anchoas, aceitunas y tomate. Y de postre, los pasteles fougasse con nueces, anís y almendras, y los barbagium, empanadas rellenas de arroz, queso, puerro y calabaza. Para beber, las cervezas con grosella roja como homenaje al color de la bandera.