Viajar a Países bajos

Países Bajos

Viajar a Países Bajos es siempre un valor seguro. Situado al noroeste de Europa, este país bañado por el mar del Norte y con tres cuartas partes de su territorio a nivel del mar, es una de las regiones más visitadas del viejo continente, a parte de ser también de las más desarrolladas y una de las que ofrecen mejor calidad de vida a sus ciudadanos. Lo conforman 17 millones de habitantes, el neerlandés u holandés es su lenguaje oficial y está regentado por una Monarquía constitucional, a la cabeza de la cual se encuentra la reina Beatriz I. Las religiones más seguidas son el catolicismo y el protestantismo a partes iguales y posee una economía altamente competitiva dónde el sector servicios ocupa al 80% de sus habitantes, sus importaciones y exportaciones están entre las más altas del mundo y en ella se concentran importantes empresas a nivel mundial (esto ayuda a que sea uno de los países con menos desempleo del mundo)

Planear un viaje a los Países Bajos es visitar su capital, Ámsterdam. Posee uno de los centros históricos más grandes de Europa y se le conoce como la Venecia del norte por la sucesión de canales semicirculares que adornan sus calles, lo que le convierte en una de las ciudades más propicias para practicar turismo urbano o en bicicleta, uno de los símbolos de la ciudad. Es famosa, como todo el país, por su libertad, su tolerancia sexual y racial y la mente abierta de sus ciudadanos. Alguno de sus múltiples lugares de interés son el famoso barrio rojo, dónde las prostitutas se exhiben en los escaparates, el museo de Van Gogh -su pintor más popular-, la casa de Anna Frank -la famosa niña judía que relató sus vivencias durante la represión nazi en un cuaderno-, el Rikksmuseum o su museo nacional dónde destacan sus colecciones de arte asiático y egipcio, la céntrica plaza Damm que es la más importante de la ciudad, sus famosos coffee shops, el impresionante estadio de fútbol Ámsterdam Arena y sus peculiares museos como el del sexo, el del hachís y el de la tortura, ¡casi nada!

Otros de sus lugares más emblemáticos de la capital y dignos de visitar en los Países Bajos son el bonito Vondelpark, el molino de Van Sloten, el palacio del Rey, la torre Munt, la tranquilidad de la zona de Begijnhof, la antigua iglesia de Oude Kerk, la sinagoga, el extraño puente Pythonbrugel, más famoso de sus puentes llamado Magere Brug, el templo asiático de Guan Yinn, el entrañable barrio del Jordaan, el monumento a Rembrandt, el canal Amstel o el moderno edificio Openbare Bibliotheek Amsterdam. Y como no, su interesante vida nocturna y por el día, sus coloridos puestos de flores son dignos de disfrutar.

Fuera de la capital, también se pueden visitar en los Países Bajos otras ciudades interesantes en sus doce provincias. Rotterdam es la segunda ciudad más importante y alberga interesantes museos, famosas casas cubos -Kijk Kubus- y el impresionante puente de Erasmo. La Haya, por su parte, es la sede del gobierno y dónde vive la realeza pero no es la capital del país. Es sede de numerosas organizaciones internacionales, entre ellas la Corte Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional. Sus museos y el parque temático Madurodam, que representa un pueblo neerlandés a pequeña escala también son interesantes. Utrecht o Eindhoven son otras ciudades a tener en cuenta.

Ir de compras por el país es algo prácticamente obligatorio en todo viaje de placer. Típicos son sus quesos goudas, sus famosos zuecos, flores y diamantes, de los mejores del mundo. También lo es la porcelana pintada a mano, figuritas de molinos y artículos para cortar el queso. Su gastronomía está basada en dicho alimento, la mantequilla y las patatas, así como el pan. La anguila o los mejillones son los productos del mar más consumidos. Alguno de sus platos típicos es el rijsttafel, confeccionado a base de arroz y acompañado por legumbres estofadas, hortalizas, trozos de carne, plátano o salsa. El potaje de patatas, la sopa de guisantes o las albóndigas también son bastante recurrentes. Para beber, por descontado su famosa cerveza y la ginebra Jenever. Para postre, los stroopwafels, una especie de galleta rellena de caramelo, y el drop, un caramelo de regaliz.